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22 de junio de 2015

Capítulo 2: Más débil es aquel que no llora porque no tiene la valentía de mostrar lo que su alma dice a gritos




CAPÍTULO 2

Más débil es aquel que no llora porque no tiene la valentía de mostrar lo que su alma dice a gritos

Viernes, 15 de Mayo de 2015, 23:58 pm

Cárter se encontraba en la cocina intentando preparar abundante comida para Ambar. Cada vez que la miraba podía notar que hace un buen tiempo que no se alimentaba adecuadamente.
Cárter se preguntaba cómo había sobrevivido todo este tiempo e inmediatamente se le vino a la cabeza las bolsitas de drogas. Eso era suficiente para que el hambre que siente una persona normal desaparezca completamente. Él lo sabía a la perfección. Cárter sacude la cabeza para alejar esos horribles pensamientos que se le estaban viniendo a la cabeza y llama a Ambar para que baje a comer.
Ambar se encontraba mirándose al espejo de la habitación que le había proporcionado Cárter. Se veía como una persona completamente diferente a lo que era hace dos años atrás, aunque la ropa que le había dado el policía, que, supuestamente, era de su hermana, le recordaba a su antigua yo, pero aun así no lograba semejarla con la chica que una vez fue. Ambar estaba bien con eso, ella no merecía ser feliz cuando destruyo todo lo que estaba a su alrededor. Ella era tóxica. Ambar no hacia vínculos con las personas, ya no más. Por ese motivo se tenía que alejar lo más rápido posible de Cárter. No podía arruinar la vida de él también.
Siguiéndose mirando en el espejo, no pudo evitar sentir lástima por ella misma. Ambar había adelgazado por lo menos unos 10kg desde que empezó a consumir drogas, no era una adicta, pero la ayudaban a olvidar. Ambar sentía que su vida ya no valía nada y que a poco a poco se iba consumiendo. Sus demonios la atormentaban día y noche, sus pensamientos no la dejaban dormir y su falta de sueño se notaba en las grandes ojeras que se encontraban debajo de sus ojos color zafiro, que, anteriormente, había tapado con maquillaje. Sus problemas se encontraban ahí, en su mente, donde siempre se van a quedar y nunca se van a ir. Tampoco pudo evitar mirar el moretón que cubría gran parte de su mejilla. Recordar cómo había recibido ese golpe la hacía estremecerse, había dolido como la mierda.
─ Tranquila Ambar, ya pronto va acabar tu miserable vida ─ susurra en voz baja.
Casi sin darse cuenta, una solitaria lágrima cayó del ojo de Ambar y así siguieron muchas más. Hasta que ella intento ahogar un sollozo con su mano.
Desde abajo, Cárter se extrañaba que Ambar todavía no haya bajado. Por ese motivo, decidió ir a buscarla. Cuando se acercaba a la puerta de la habitación donde se encontraba ella, él pudo escuchar como Ambar estaba llorando. Su corazón dejo de latir al escuchar el llanto desgarrador que emitía la hermosa chica.
Sin pensarlo dos veces, Cárter abre la puerta de la habitación y se dirige hacia Ambar, que se encontraba parada mirándose en el espejo, y la abraza con sus fuertes brazos. Ambar al principio intentaba alejarse de Cárter, pero al notar que este no se separaba de ella, desistió y se abrazó fuerte a él mientras seguía llorando en el musculoso pecho de Cárter, mientras él le susurraba pequeñas palabra de motivación.
Después de aproximadamente 10 minutos. Los sollozos de Ambar fueron disminuyendo y se empezó a separar de Cárter.
─ ¿Te encuentras mejor? ─ le pregunta Cárter.
─ Si, Dios que vergonzoso. Hacía mucho tiempo que no lloraba así ─ le responde Ambar, limpiando el resto de lágrimas de su cara.
─ El llanto es una buena manera para desahogarse. Es curador ¿Sabes?─ le dice con una sonrisa.
─ Llorar es para débiles ─ contrapone seriamente Ambar.
─ Te equivocas. Más débil es aquel que no llora porque no tiene la valentía de demostrar lo que su alma dice a gritos ─ susurra Cárter, mirándola directamente a los ojos. Ambar se queda en silencio sin responder a lo que dijo el policía anteriormente. Él al notar que ella, no decía nada, decidió dejar el tema. ─ Ya está la comida cuando estés lista, baja ─ termina mientras da media vuelta y sale de la habitación.
Ambar se queda pensando en las palabras de Cárter. Ella nunca le gustaba mostrar a otras personas que lloraba porque la hacía sentirse inferior y débil frente a otros. ─ ¿Estará equivocada?─ se preguntaba, pero Ambar dejo de pensar en ese tema, ya que justo ese día no tenia energías suficientes para seguir indagando acerca de eso.
Ambar decide bajar como le dijo Cárter y probar la comida que preparó, aunque no tuviera, en realidad, hambre.
Una vez que decide bajar, Ambar puede oler el exquisito olor a la comida que hacía mucho tiempo que no percibía. Ambar pudo observar a Cárter sacando del horno un jugoso pollo, poniéndolo al lado de una bandeja que contenía papas fritas.
Sin tener ningún control de sus pensamiento, Ambar empezó a recordar un acontecimiento de su paso, que la tortura casi todos los días desde hace dos años.


Ambar entró en la cocina y su mamá, Dalia, estaba sirviendo la cena en la mesa. Su papá, Julián, como es de costumbre está mirando algún partido en la televisión y su hermana, Jade, estaba haciendo algo para su trabajo. Ambar estaba decidida a decirle a sus padres sobre la fiesta de esa noche, tenía que ir, no corrección, debía ir. Ambar era una chica de 17 años, que se mudo hace un año a una ciudad desconocida, donde era fundamental asistir por lo menos a una fogata en la playa, y ella nunca había ido a una y eso era deprimente.
            Ambar se sienta en la mesa y pone una sonrisa de lo más brillante. Como era de suponer, su mamá se da cuenta.
─ ¿Qué quieres ahora, Ámbar? ─ dice su mamá mientras pone los platos en la mesa, que contenían pollo y papas fritas.
─ ¿Por qué intuyes que quiero algo? ─ replicó.
─ Por tu mirada y la sonrisa, que sé muy bien que la pones cuando quieres pedir algo, hija─
─ Bueno la verdad es que sí─ dice como si no fuera nada importante, pero la verdad es que si lo era y mucho ─ hoy hay una fiesta a 25 km de acá, en la playa y es una fogata. La verdad es que nunca fui a una fogata y tengo 17 años, casi 18 y soy lo bastante adulta para poder ir. A parte todas mis amigas van, mis compañeros van. Y va hacer una fiesta épica. No puedo faltar. Así que ¿Puedo ir? ─ por favor di que si, por favor di que sí, pensaba internamente Ambar
─ No ─ dice simplemente Dalia.
─ ¿Qué?─ gritó mientras me levanto de la silla ─ ¿Y por qué no? Es una simple fiesta y ¿no voy a poder ir? ─
─ Es muy lejos y muy peligroso para que vayas ─ dice Julián.
─ Pero nunca salgo a ningún lado. Estoy por terminar el colegio siendo la mejor alumna y solamente le estoy pidiendo que me dejen ir a esta fiesta. Por una vez, quiero asistir a una. Es muy importante. ─  seguía gritando. Ambar estaba muy enojada con sus padres.
─ Deja de levantarnos la voz, somos tus padres. No vas a ir a esa fiesta. No me importa si es o no es importante. No voy a poner en riego tu vida. A parte va a ver mucho chicos borrachos y la verdad no se que pueden llegar a hacer ─ dice la mamá  de Ambar con tono autoritario.
─ Pero mamá… ─ Julián le corta a Ambar antes de que pueda seguir hablando.
─ Hemos dicho que no y esa es nuestra última palabra. Podrías comportante un poco más como tu hermana, ella nunca generó tantos problemas ─ No era raro que ellos piensen que Ambar tenía peor comportamiento que su hermana. Ambar mira a su hermana en busca de ayuda, pero ella solo le da vuelta la cara y sigue leyendo los papeles que hay esparcidos sobre la mesa.
─ Los odio, ojala nunca hubiera tenido unos padres como ustedes. Son los peores padres del mundo. No les quiero volver a hablar a ustedes nunca más en mi vida.Luego de gritar esas horribles palabras, que ningún padre quiere escuchar, se dirige directamente hasta su habitación.
Y así fue, como Ambar nunca más volvió a hablar con sus padres después de esa cena.

            ─ ¿Ambar te encuentras bien? ─ pregunta Cárter, haciendo que Ambar vuelva a la realidad. Ella observa a Cárter, puede distinguir la preocupación en su cara y eso genera nuevos sentimientos en Ambar que no quiere descifrar porque la asustan.
            ─ Si, todo bien ─
─ ¿Segura? Te estaba hablado y no me contestabas ─
─ Solo estaba recordando ─ responde simplemente y a continuación, Ambar se sienta en la silla que se encuentra sobre la isla de la cocina.
Cárter no le cree ni un poco de que se encontraba bien. Él había visto su cara perdida y como de a poco se iba el poco color que poseía en ella. Él estaba empezado a sospechar que el pasado que tenia Ambar era realmente malo. Y sin poder evitarlo, muchos escenarios diferentes de los que, probablemente, había sufrido Ambar pasaron por la cabeza de Cárter, y cada uno de ellos lo hacía sentir enfermo.
Para poder olvidarse del asunto, Cárter agarra el pollo y las papas fritas que preparó y las coloca encima de la mesa, donde ya se encontraban puestos lo platos y cubiertos.
─ Come, Ambar. Se nota que lo necesitas ─ comenta Cárter.
─ La verdad es que no tengo mucha hambre ─
─ Por lo menos intenta comer algo. ¿Hace cuanto no comes adecuadamente, Ambar? ─ Ella solo se encoge de hombros y empieza a comer un poco de pollo. El silencio se extendió entre ellos. Cárter miraba disimuladamente a Ambar y pensaba que era realmente hermosa. Cuando llego se había lavado un poco la cara y algo de su maquillaje se había ido. El exceso de maquillaje la hacía parecer más grande, pero ahora sin el parece una mujer más joven. Lamentablemente, sin el maquillaje se le notaba más el moretón que tenía en la mejilla, aunque ella intentara taparlo con su pelo. La ira creció adentro de Cárter de nuevo, pero esta vez no se pudo contener.
─ ¿Quién te hizo eso en la mejilla?─ la voz de Cárter sonaba brusca, pero al mismo tiempo suave, preocupada.
─ Nada. Solo me golpie─ miente Ámbar. Ella no quería que Cárter supiera lo que de verdad habia pasado. Era su vida y su sufrimiento interno, nadie lo tenía que saber. Menos a un desconocido. Aunque una voz dentro de Ámbar le decía que Cárter era de todo, menos un desconocido para Ámbar y ella no sabía porque ese pensamiento surgió. No conoce a Carter y él no la conoce a ella, pero siente que es la primera persona, desde hace mucho tiempo, que ve atravez de su coraza. Eso asusta enormemente a Ámbar.
─ No mientas, Ámbar. Tu y yo sabemos que no te caíste. ¿Por que no me dices la verdad? ─ dice enojado Cárter.
─ No sé que quieres que te diga. Nada pasó, solo me caí. ─ responde Ámbar tranquilamente, mientras sigue comiendo aunque no tenga mucha hambre.
Cárter se levanta de golpe de la silla y golpea con su puño en la mesa. Este genero un fuerte estruendo que hizo sobresaltar a Ámbar.
─ ¿ Quién fue el hijo de puta que te pego en la mejilla, Ámbar? ─ grita.
─ No fue nadie, Cárter. No le des más vuelta ─ ella dice calmada, aunque tenia miedo por la reacción de Cárter. Él se dio cuenta que su que la manera en que se expreso fue muy violenta, por ese motivo intento tranquilizarse. Cerro los ojos y respiro un par de veces para calmarse. Luego los abrió y observo a Ámbar. Los sentimientos que sentía Cárter eran totalmente nuevos para él, no sabia ni como descifrar lo que le pasaba cuando miraba a Ambar. Sus ojos azules denotaban tristeza y estaban apagados, símbolo de que sufrió mucho en su vida. Él iba a cambiar eso, Cárter iba a darle todo lo que le faltaba, felicidad, perdón, amor. ─¿Amor?─ pensó Cárter. ─Claro, amor que se le da a un amigo ¿Cierto?─ desechó esa absurda idea y se disculpó con Ambar.
─Esta bien, Cárter. Lo entiendo ─
─ Quiero ayudarte. ¿Por qué no me dejas? ─
─ No te conozco, Cárter. Como quieres que confíe en alguien que no se quién. Y por otra parte, no me gusta hablar de mi vida. Es mia. Y nadie tiene derecho a meterse en ella. ¿Entendiste? ─ las palabras que acaba de pronunciar Ambar hizo sentir a Cárter dolido. Ella las dijo con enojo, haciéndole saber a él que no lo quería en su vida, pero Cárter no se iba a rendir.
─ De acuerdo ─ y no volvieron a hablar en toda la comida.
Ambar se sentía mal por hablarle mal a Cárter después de todo lo que hizo por ella. Pero no se podía arriesgar a que descubra su vida. Por lo poco que conocía, se notaba que el era una buena persona, unas de las pocas que existen en este mundo, y no se merecía que la oscuridad de Ambar se instalara en su vida. Lo tenía que mantener alejado de ella. Era lo mejor.
Por su parte, Cárter no se iba a dar por vencido. Él sentía que la vida de Ambar no fue fácil y quiere hacer que lo posible para que ahora en adelante tenga lo que ella merece de la vida. Trabajar como prostituta no es una buena vida para la hermosa chica que estaba sentada delante de él. Y Carter iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para ayudarla.
Ambar se levanta de la silla dispuesta a irse a dormir. Estaba muy agotada por todo lo sucedido en esta simple noche.
─ Me voy a dormir ─ anuncia Ambar. Al ver que Cárter se le queda mirando y no dice nada, da media vuelta. Pero cuando estaba saliendo escucha que Carter habla.
─ No me voy a dar por vencido ¿Sabes? ─ Ambar da vuelta y lo mira directo a los ojos.
─ Lo sé ─ murmura simplemente. Luego sale de la cocina, pero escucha gritar a Cárter de nuevo.
─ Tu habitación es la segunda puerta a la derecha subiendo las escaleras ─ Ambar no se molesta en contestarle, solo se digno a subir las escaleras e ir a su habitación.  Su habitación temporal.

***

Ambar se despierta cuando el sol entra por la ventana. Hacía mucho que ella no dormía tan bien, desde que vivía con su familia. Ella pensaba que no merecía dormir en una cama, o estar en una casa como la de Cárter. Ella extrañaba a su familia, todo se vino abajo por su culpa y nunca se lo iba a perdonar. Sus padres están muertos y la perra de su hermana la odiaba, pero Jade tenía razón todo fue su culpa, no merecía el perdón de nadie. Ni la ayuda de Cárter.
            Ambar se limpió las lágrimas que se derramaron por sus mejillas. ─  Mierda hacia mucho que no lloraba, ¿Por qué ahora? ¿Por recibir la primera ayuda en estos últimos dos años de mierda que tuve que vivir? ¿Pensar que capaz Carter me quiera ayudar y no aprovecharse de mí? No, tengo que dejar de tener esos pensamientos, él no me quiere ayudar. Nadie hace eso por una desconocida. La gente nunca es buena, la gente tiene odio y rencor por todo. Yo lo descubrí en esto años, no me voy a llenar la cabeza con buenos pensamientos. Ya no. ─ pensaba Ambar. Ella sabía que Cárter era una buena persona, pero él quería investigar su pasado y eso a Ambar no le gustaba.
            Se levanto de la cama, miro el reloj que está en la mesita de luz, marcaban las 7:36 am. Es muy temprano, pero una vez que Ambar se despertaba, no puedía volver a dormir.
Sale de la habitación en busca de un baño, pero en la misma planta hay 5 puertas así que prueba con la de al lado de su habitación. Al abrir la puerta se encontró con otra habitación, pero en estaba Carter dormido, con la sabana enredada alrededor de su cadera, sin ninguna remera encima. Dios es muy musculoso, tiene un pecho fuerte y hombros anchos. Ambar estaba tan embobada mirando el musculo cuerpo de Cárter, que no me di cuenta que soltó la puerta y esta se había estrellado contra la pared. Ambar hizo una mueca por el fuerte ruido que hizo. Como era de esperar Carter se despertó y rápidamente se sentó en la cama.
─ ¿Qué pasa? ─ dijo con voz ronca por el sueño y fregándose los ojos con la palma de la mano.
─ Yo… eh… ─ tartamudeo Ambar. Se aclaro la garganta y siguió hablando ─ estaba buscando el baño. ─
─  Lo siento, te lo tenía que haber dicho anoche ─ se levanta de la cama. Él  bosteza y Ambar me queda sin aliento. Cárter esta semidesnudo delante de ella, solamente lleva un bóxer negro ajustado que marcaba absolutamente todo. Y deja a la vista sus increíbles abdominales y sus fuertes brazos. Él agarra un pantalón y una remera y se los pones. Ambar hizo un sonido de desaprobación involuntariamente antes de darse cuenta. Él la miró con una media sonrisa y sus ojos mostraban diversión, haciéndome saber que la había escuchado. Ambar enojada con su arrebato da media vuelta y sale rápidamente de la habitación.
─  ¡Por si quieres saber todavía, el baño está en la última puerta del corredor! ─ grita Cárter desde la habitación, y Ambar no pasó por alto la diversión que se escuchaba en su voz. 
            Ella va directamente al baño. Es un baño simple, en algunos aspectos, tiene paredes blancas y el piso azul francía. Hay una ducha en una punta con puertas de vidrio y hay una bañera en la otra punta. Ambar se acercó lavamanos, y abrió los cajones para saber si encontraba un cepillo de dientes sin usar. Encontró uno cerrado. Lo agarra, pero Ambar se queda mirando fijo el cajón porque que hay muchos productos femeninos, maquillaje, toallitas femeninas, esencias de vainilla y frutilla para el baño, perfumes de mujeres, cremas y esos son ¿Tampones? Seguramente Carter deja que su novia deje los productos en su casa. Seguro que es una chica con plata y estudios, rubia de ojos azules, alta y más flaca que un alfiler. Apuesto que es arquitecta o abogada, al igual que mi perfecta hermana.
Enojada con los pensamientos que se reunieron en su cabeza. Cierra fuertemente el cajón y se lava rápidamente los dientes. Se saca la ropa y se mete en la ducha. Deja que el agua caliente caiga por su cabeza y espalda, antes de lavarse el cuerpo y el pelo.
            Una vez que termino de bañarse y secarse, Ambar se pone la misma ropa de nuevo, ya que no tenía otra, y baja hasta la cocina. Se encuentra con Cárter haciendo el desayuno. Ambar no sabía qué hacer, si sentarse y comer con él o volver a su habitación. Decide la opción más fácil y sin tener que enfrentar a Cárter. Cuando estaba por salir de la cocina, Carter se da cuenta de su presencia.
─ ¿A dónde vas? Siéntate y come algo ─ dice mientras pone un planto con tres tostadas. ─ Te hice café con leche para que tomes ─ dice depositando una taza en la mesa, al lado de las tostadas. Y luego Cárter se sienta enfrente de ella. No dicen nada durante un rato, hasta que Ambar le pregunta lo que le estaba molestando
─ ¿A tu novia no le molesta que haya pasado la noche en tu casa? ─ Cárter levanta la mirada y se queda mirando a Ambar. A él no le había pasado desapercibido el tono con el que le había hecho la pregunta. Estaba molesta al pensar que Cárter podría llegar a tener novia y eso hizo sonreír a Cárter. Tampoco se había olvidado de cómo lo había mirado en su habitación. Sus ojos reflejaban puro deseo cuando Ambar había visto casi desnudo a Cárter y eso le había encantado.
─ No tengo novia ─ contesta simplemente, mientras comía una tostada como si su pregunta no le había importado lo más mínimo.
─ Pero en el baño hay mucho artículos femeninos. Y por cierto agarre un cepillo de dientes que estaba cerrado ─
─ No hay problema puedes agarrar lo que quieras. Y esos productos son de mi hermana para cuando se queda en casa a dormir ─ cuando contesta Ambar se quiso dar un golpe en la cabeza. Se había olvidado que él le había hablado de su hermana y que, encima, la ropa que estaba usando era de ella. Aunque Cárter hubiera confirmado que no tenia novia había generado un sentimiento de alivio y no entendía el por qué. ─ Hoy va a venir mi hermana así te acompaña a comprarte ropa, no te preocupes yo pago y podes gastar lo que quieras ─ eso hizo salir de la nube de alivio que sintió Ambar. Ella no necesitaba nada de nadie y mucho menos de Cárter. No iba a tener deudas con nadie.
─ Yo no necesito ropa, mucho menos tuya. Tampoco necesito tu dinero. A parte ya tengo ropa, solamente tengo que ir buscarla ─ su voz sonó tan fría que sorprendió a Cárter. Él no quería ofender a Ambar, solo quiere que tenga ropa por el tiempo que este en la casa y no iba a dejar que vuelva al lugar que ella había estado viviendo. Ya se imaginaba como era.
─ No quise ofenderte Ambar. Solo pensé que necesitabas cosas el tiempo que estés aquí ─ dice mirándola a los ojos ─ y tampoco quiero que vayas a buscar la tuya a donde sea que estuviste viviendo. ─
─ No quiero nada tuyo, Cárter. Mierda. No entiendo por qué haces esto, pero solo detente ─ grita Ambar.
─ Lo hago porque quiero. ¿Tan difícil es que confíes en mí?─
─ Si, obviamente que lo es. No te conozco, no sé nada de ti. No quiero deberte nada ─ Ambar se para y se acerca hacia donde esta Cárter.
─ No me vas a deber nada, Ambar. No espero nada de ti ─ musitó Cárter, mientras se daba vuelta y empezaba a lavar las tazas.
─ Pensas que soy idiota, Cárter. Se lo que quiere de mi. Se como son los tipos como vos. Atrapas a la chica con palabras dulces hasta que conseguís lo que queres. Tener sexo conmigo ─ grita furiosa Ambar.
─ ¡Ya me arte! ─ grita Carter de repente. Ambar da un salto porque no se esperaba que Cárter gritara tan enojado. Se da la vuelta y mira fijamente a los ojos. No podía creer que Ambar le había acusado de seducirla para acostarse con ella. ─ No quiero acostarme contigo, no me interesa. Vas a ir a comprar la ropa y no se hable más. No llevas ni un día acá y ya me sacas de quicio, solo intento ayudar y vos estas todo el maldito día con tu mala desconfianza. ¿Cómo mierda esperas conocerme si ya estas predispuesta a que soy un hijo de puta? Basta, ya. Mi hermana llega en media hora y vas a ir con ella quieras o no. ¿Entendiste? ─ Cárter sale de la cocina hecho una furia y va directamente a su habitación cerrando la puerta de un portazo.

Ambar se sentía mal ahora. Cárter tenía razón ¿Cómo iba a confiar en él, si no le daba ninguna oportunidad? Ella estaba rota, tanto y no quería llevar a nadie a su oscuro lugar. Quería hacer las cosas bien una vez en la vida, pero al mismo tiempo estaba esa vocecita en su cabeza que le decía que no merecía cosas buenas en su vida. Que no merecía ser feliz. Pero por una vez, después de mucho tiempo, Ambar decidió hacer una cosa bien. Ambar iba a contarle una parte de su pasado a Cárter. 


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